¿Quién, a pesar del bagaje de los siglos,
se resigna a la nada?
¿Quién, aun sabiendo que todo
es superior a sí mismo, no guarda
en el fondo la esperanza de que la historia
alabe su nombre,
los pueblos santifiquen su memoria?
¿Dime quién no desea ser algo más
que un grano de arena tragado por los días,
más que un simple transeúnte
sin otra imagen que la suya en un espejo?
¿Y qué más da?
Unos pocos hacen historia,
pero los desheredados somos la historia.