NEH
La maleta preparada:
el muñeco tuerto,
la canica dorada.
Los cuentos, mi lápiz,
la libreta grande,
media regaliz…
Todo está en su sitio,
nada me olvidé.
Con mis queridos tesoros
me largo de esta ciudad.
El humo pica en los ojos,
no paro de estornudar
y si intento abrir la boca
alguien me manda callar.
Martillazos, bocinazos,
algún que otro ladrido
y entre portazo y portazo
el llanto de un corazón.
No me despido de nadie,
no sea que me retengan,
desde el quiosco que sea
enviaré una postal.
Tomo el primer tren que pasa,
espero no descontarme
porque no pienso bajarme
hasta la estación diez mil.
Las cosas sin importancia
que ellos mismos las repartan:
el piso y el coche,
el sueldo del mes.
El móvil, la Visa…
Todo lo arreglé,