No te tengo a mi lado y todo lo llenas.
No hay vacío posible;
todo eres tú.
Mis manos,
pájaros perdidos,
buscan tu cuerpo en el aire
y solo encuentran la decepción
de su propio engaño.
Si cierro los ojos,
te me haces más claro.
Resbala sobre mí el tiempo
y me vence la inmovilidad de mi propia desidia.
Solo puedo recordarte ahora como ayer,
en aquella calle subterránea,
haciéndome sombra con tu cuerpo.
Como ahora.
Solo sombra.
Lo que tú eres.
Sombra que oscurece el sol
como nube efímera.
Ya sabes que lo que escribes es muy hermoso
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Gracias, Toni. En ocasiones, el que escribe pierde un poco la perspectiva y suele ver sus escritos desde los extremos: o le parecen muy buenos o muy mediocres y, en realidad, seguro que no son ni una cosa ni otra y solo son aceptables 😀 😀 😀
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Qué bonito, amiga…
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🙂 gracias por decirlo, Loretta. Un abrazo.
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Otro, otro, bien grande 🙂
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